Si tomamos como muestra de colores el Arco Iris, toda una paleta de tonalidades sobre un cielo azulado, enseguida veremos que hay algunos colores que destacan por encima de los demás. Colores que se engloban en uno sólo: el blanco, por ejemplo. Porque blanco es el hermoso Cisne que navega por los ríos y lagos. También era blanca la famosa Ballena Moby Dyck, y lo continúa siendo el Gran Tiburón que a todos nos hace temblar cuando asoma su inmensa aleta en la superficie del mar. La nieve también es blanca, y fresca, y pura, y fría, y dulce como el azúcar. Aunque más blanco es el color del Iceberg, esa especie de montaña, o mole de hielo, que viaja por el océano, totalmente abandonada, moviéndose de un lado para el otro y olvidada entre las olas, o bajo la luz de la luna. Sin meta alguna. Perdida a la deriva. Y, blanco es además el albatros que vuela sobre las olas del mar, en ese ir y venir que tiene algo de infinito, de sagrado, de misterioso…  

Místico, distinguido y noble ha sido siempre el caballo blanco, sí, el que condujo a Santiago a la lucha en varias ocasiones, o el fabuloso equino del príncipe azul antes de besar a su bella princesa Blancanieves, por ejemplo. O la cigüeña blanca, la que en su pico portaba a un nuevo ser camino de una nueva vida. Porque blanca es la fuerza de la luz. De la luz solar no descompuesta, y la cara de la lechuza común que se lanza como un fantasma sobre un blanco y diminuto ratoncito: su presa favorita.

En cuanto a los otros colores, aun más vivos todavía, como el rojo, el azul o el verde, que tanto nos llaman la atención y que son los más frecuentes en la Naturaleza, hay que recordar que abundan en muchas plantas y animales. Estos y muchos más los podemos encontrar en el abejaruco, uno de los pájaros más mágicos, aunque sea el rojo el único color que no lleve en su plumaje, pero si en sus ojos. Al igual que el Arco Iris, el abejaruco es una de las aves  multicolores más privilegiadas de nuestra Naturaleza. Algo que no ocurre en especies como el petirrojo, cuyo color destacable es solo señuelo distintivo de territorialidad o de cortejo.  Y en el gallo, el fuerte tono de su cresta es tan intenso que ciertas coloraciones rojas se han llamado “rojo cresta”. Ya en el mundo de la flora el rojo es más predominante, como lo demuestra la frágil y  efímera amapola que seduce con su intenso color vivo y brillante aunque tan solo sea durante ese par de meses de primavera, que es lo que dura su floración.

Otros, como el amarillo y el negro, resultan tan efectivos que basta fijarse en la reacción de muchas personas a la combinación de estos dos colores ante la presencia de una avispa para darse cuenta del impacto que pueden causar en otros animales. Un buen ejemplo lo podemos ver en las venenosas serpientes de coral de las regiones tropicales del continente  americano, aunque por otra parte, poco agresivas, presentan uno de los diseños cromáticos más espectaculares del reino animal con la combinación de bandas rojas, amarillas y negras. Y, ya que hablamos de uno de los colores más comunes, decir que el amarillo es también uno de los más elegantes y llamativos, además de ser de los más utilizados por los propios animales para comunicar una señal de advertencia. En el mundo vegetar, el amarillo tiene, entre otras funciones, una muy esencial: sirve para atraer a los insectos y a la vez para  contribuir eficazmente a la supervivencia de las plantas posibilitando su polinización. Desde los tiempos de Charles Darwin, los científicos han venido comprobando que muchos animales venenosos poseen diseños cromáticos realmente espectaculares, donde el amarillo predomina como uno de los más básicos.  

Pero, en el reino animal, sobre todo entre las aves, como es el caso del Martín Pescador o de la Carraca, y centenares de insectos, como la Libélula, o el Caballito del Diablo, el color azul les otorga un atuendo espectacular que les hace sobresalir por encima de los demás de su especie. En cuanto a las mariposas, decir que el azul lo tienen muchas especies gigantes tropicales del genero Morpho, y que ello no se debe a la presencia de ningún tipo de pigmento.   Y para finalizar esta pequeña parrafada, solo decir que a diferencia de otros colores, el verde a servido desde siempre normalmente a los seres vivos para pasar inadvertidos, para camuflarse con la naturaleza y también para llamar la atención.

 Texto y Fotos: Rafael Calvete Álvarez de Estrada