Una vez aquí habrá que visitar el “Memorial por la paz“, el museo que registra mayor número de visitantes en Francia después del Louvre, más de 500.000 al año. El edificio se encuentra en lo más alto de la ciudad, y ocupa el emplazamiento del bunker del general alemán W. Richter, que contuvo el 6 de junio de 1944 el ataque anglo-canadiense.

Por toda esta costa se extiende la campiña de Normandía hasta unos 80 km hacia el sur, sobre un terreno bastante ondulado, cubierto de grandes praderas con pastizales para el ganado vacuno por lo que aquí se produce leche, mantequilla y queso de Camembert, entre otros productos. También existen tierras para cereales y campos de manzanos donde se produce destila sidra y aguardiente de Calvados. 

Aquí, todas las tierras están cercadas con muros de piedras apiladas y recubiertas de musgo, o con densos y extensos setos. Ya en lo alto de las colinas, donde no se cultiva casi nada, crecen grandes matorrales. Y los caminos, con un trazado muy ondulado, transcurren por hondonadas. También estos caminos van acompañados por cercas de arbustos y muros de piedra, un paisaje típico al que aquí se denomina “Bocage”.  Pero Normandía  cuenta además con un clima demasiado lluvioso, lo que hace que la región esté cruzada por numerosos ríos y arroyos, muchos de los cuales al acercarse al mar van rompiendo el plano por el que transcurren y abriendo brechas hacia las playas. Tiempo atrás, el puerto de la localidad de Arromanches fue el de mayor tráfico del mundo, antes de pasar el relevo a Cherburgo, una hermosa ciudad tomada por los Aliados un mes después del desembarco de Normandía. Muy cerca de aquí, en la playa de Les Braves, el escultor francés Anilore Banon rindió su tributo a los soldados construyendo e instalando una escultura en la playa que simula las alas de la libertad brotando del agua y las arenas de a playa.

Y, ya que se ha mencionado el desembarco y los Aliados, decir que la Batalla de Normandía ocurrió en 1944, y fue denominada en clave Operación Overlord. Se trató de la invasión de Europa en el noroeste de Francia, y más concretamente en las playas de Normandía, por medio de desembarcos anfibios que fue llevada a cabo por ejércitos Aliados de varios países, tales como Estados Unidos y Gran Bretaña, entre otros. Hay que recordar que entonces media Europa se encontraba ocupada por la Alemania nazi. El mencionado desembarco ocurrió a punto de finalizar la II Guerra Mundial, y el ataque de los Aliados se concentró en desembarcar dichos ejércitos en varios puntos de Europa, donde después de liberar a Francia, llegaron hasta el mismo corazón del tercer Reich. El grueso de los preparativos de la operación Overlord comenzó en Gran Bretaña.

Desde finales de abril ya se podrá ver el Mont-Saint-Michel con otros ojos, ya que han comenzado las obras para devolverle su aspecto insular. Pronto podremos elegir, desde su nuevo parking, uno de los caminos peatonales, y señalizados, que nos llevarán hasta el dique. Se trata de un maravilloso paseo durante el que disfrutaremos de las increíbles vistas de la abadía del Mont-Saint-Michel. ¡Un paisaje que te dejará sin voz!

Le Havre, una ciudad del noroeste de Francia, situada en la orilla derecha del estuario del río Sena a orillas del Canal de la Mancha, fue fuertemente bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial, por lo que fue condecorada con la Legión de Honor en 1949. El área destruida de esta ciudad fue reconstruida entre 1945 y 1964, la UNESCO inscribió el Centro reconstruido de Le Havre en el Patrimonio Mundial de la Humanidad. Este espacio de 133 hectáreas representa «un ejemplo excepcional de la arquitectura urbanística posterior a la guerra».

Hoy día, Le Havre, es la primera ciudad normanda que nos fascina por su extraña belleza, ya que reúne los atractivos de una ciudad activa con una arquitectura clásica incluida en el Patrimonio Mundial, además del dinamismo de un gran puerto europeo y el encanto de una villa costera. La riqueza de sus museos nos recuerda que aquí nació el impresionismo. Entre sus principales tesoros arquitectónicos se encuentra la Catedral de Notre-Dame, un templo religioso del siglo XVI que se destaca por  la fachada oeste, el órgano regalado por el Cardenal Richelieu y los retablos del siglo XVII.

Situada en la orilla derecha del estuario del Sena, a le Havre se la conoce también como la Puerta Oceánica, apodo que deviene de  la “puerta” que forma el edificio situado al final de la avenida Foch y que desemboca en el mar. Está considerada como una estación balnearia,  y cuenta con una playa de cantos rodados y arena que abarca una extensión de 2 kilómetros. Junto a esta playa, se alza un bello paseo repleto de bares y restaurantes, para deleitarse con lo mejor de la gastronomía local. Además, aquí hay pistas para la práctica del monopatín, la bicicleta y el voleibol, así como algunos juegos para niños, entre otros espacios recreativos.

 

 

Texto: Elisabeth Norell Pejner

Fotos: Rafael Calvete Álvarez de Estrada