La  pequeña localidad de Asilah, (Assila o Arcila) que significa tierra arcillosa, está siempre vigilando el océano Atlántico al abrigo de sus viejas murallas, es una ciudad tranquila y silenciosa. Claro que habría que exceptuar algunos meses del verano, cuando su famoso festival cultural atrae a multitud de artistas, intelectuales y viajeros venidos de todos los rincones de la Tierra.

Pero lo primero que sorprende al visitante cuando llega a este lugar son las construcciones portuguesas del siglo XVI, y su Medina, que se completa con las casas blancas y azules, donde hay numerosas tiendas en las que comprar bonitas alfombras, recuerdos y artesanía local. En sus cercanías hay un pequeño puerto pesquero que es  ideal para relajarse y soñar con la navegación en esta zona de Marruecos. Próximamente finalizará la construcción de un Puerto Deportivo que albergará todo tipo de veleros y de grandes yates.

La fundación de Zilis en el siglo II a. C., hoy más conocida con el nombre de Asilah, había sido una colonia cartaginense, y hasta llegó a revelarse contra Cartago. Un siglo más tarde, se asentaron aquí los romanos, quienes la llamaron Julia Constancia. Conquistada por los árabes en el año 712 d. C,, la ciudad vuelve a resurgir con el nombre de Asilah, recuperando su popularidad como punto de encuentro de comerciantes del sur de España y de algunas  regiones vecinas.

En esta bella ciudad empezaron a conocerse actividades científicas y culturales con la aparición de sabios y escritores, ya que se trataba de la época de los Idrisides. Algo más tarde, en 1471 fue tomada por los portugueses, quienes la fortificaron y convirtieron en un centro comercial en la ruta del oro sahariano. Poco después, el rey portugués Sebastián I, desembarca con su ejercito para comenzar la conquista de Marruecos, aunque es derrotado en Alcazarquivir, por lo que la ciudad regresa una vez más a manos de los Saidies.

Ya en los siglos XV y XVI, Asilah se convierte en una fortaleza importante bien protegida por armas de diferente calibre. También pasó a ser española tras la muerte del rey de Portugal, siendo reconquistada más tarde por Mulay Ismail en 1691. En 1860, coincidiendo con la primera guerra de África, fue bombardeada por la Armada Española. Y, en 1906, fue tomada por el Raisuli quien se auto nombra Pachá, instaurando en ella un régimen de terror y construyendo su propio palacio.

A principios del siglo XX, concretamente en 1911, Asilah vuelve a ser territorio español por lo que organiza numerosas obras de infraestructura, en puentes, carreteras, líneas férreas, etc., durante algunos años. Otra vez independiente la pequeña ciudad inicia una nueva etapa con la creación del Museo Cultural y Artístico, sensibilizando a los habitantes a cuidar su medina con la ayuda de artistas de las artes plásticas marroquíes. También, al encontrarse a tan solo media hora por carretera desde Tánger, en dirección sur, Asilah ha sido siempre un punto de encuentro de las mas diversas culturas a lo largo de su historia.

Hoy día, tras las murallas que rodean gran parte de la ciudad, mirando al mar todavía pueden verse algunos antiguos cañones, así como un escudo de armas del rey luso bajo una torre que hay junto a Bab Homar. Este lugar es conocido con el nombre de la “Puerta del Mar” y se encuentra junto a la torre cuadrada portuguesa que domina toda la ciudad. Está situada en la plaza de Sidi Ali Ben Hamdush, cuyo interior se usa  actualmente para hacer exposiciones de arte. Las calles, muros y puertas con pequeñas ventanas enrejadas de esta zona de la ciudad se encuentran pintadas de blanco, azul, verde o amarillo, lo que constituye una fiesta caleidoscopica para los ojos de cualquier visitante.

Resulta fascinante perderse por el laberinto de pequeñas callejuelas repletas de casas encaladas que forman su centro histórico, o bordear la muralla flanqueada por sus tres puertas: La Puerta del Mar, la Puerta de la Tierra, y la Puerta de la Casbah.

Su impresionante medina, formada por casas decoradas con pinturas murales es un deleite para los sentidos.

Dentro de poco, la oferto hotelera de Asilah se enriquecerá con la inauguración de un nuevo establecimiento hotelero propiedad del empresario español Pedro Serrano y el interiorista Tomás Alia. Se trata del hotel Der Al Amar, un espacio de encuentro donde se unen distintas culturas y formas de entender la arquitectura y el diseño actual. Una obra que estimula los sentidos con sus diversas formas, materiales y colores. Originalidad, lujo, innovación y confort son las característicos fundamentales de este proyecto, respetando siempre la estética del entorno de una ciudad tan bella como esta. Un lugar en el que tendremos cita obligada para disfrutar de un auténtico paraíso. Y, no muy lejos, junto al mar, se encuentra un caserón hispano morisco, el Palacio de Raisuni, hoy Palacio de la Cultura de la ciudad.

La medina está formada por casas blancas muy limpias y silenciosas con pinturas murales muy coloristas. El alumbrado público es original, y se conoce como «la linterna de Asilah», que alumbra las casas que se están rehabilitando con bonitos diseños de estilo neoárabe. El enlosado de las calles es obra de artistas locales. Y, junto al mar, destaca el cementerio musulmán y el mausoleo de Sidi Ahmed El Mansur, que reconquisto la ciudad tras la batalla de los tres reyes, con tumbas de cerámica multicolor.

Ya dentro de la medina hay algunos edificios de la época del protectorado español como son las escuelas de Sidi Mohamed Ali Marzok, y junto a esta, la medersa coránica, obras de Larrucea, construida entre los años 1929 y 1930.

      Pero esta medina se caracteriza también por la luminosidad de su cielo, el constante sonido del mar en sus calles y la salinidad de su ambiente que nos hace recordar a los pueblos andaluces costeros de la provincia de Cádiz.

Asilah es además conocida por su Forum y su Universidad, así como por sus largas playas de fina arena. Pero también por los Festivales Internacionales que ahí se celebran en los meses del verano, animando sus calles, y atrayendo a numerosos artistas, periodistas, pensadores y políticos de todo el mundo. Hacia el norte se extiende la ciudad con un amplio paseo marítimo frente al puerto que llega hasta la playa, situada al norte de la misma. Cuenta además con famosos restaurantes de pescado, algunos de los cuales están regentados por españoles.

En cuanto a la ciudad nueva, o moderna, decir que se extiende hacía el norte de la medina, y frente al puerto, y que su calle principal, la avenida Mohamed V, da acceso a la ciudad cuando se viene de Tánger. Junto a él destaca su amplio paseo marítimo formado por una preciosa línea de palmeras, en donde además se encuentra la iglesia de San Bartolomé que es una parroquia católica.

En sus cercanías, a unos 10 kilómetros de Asilah, junto a Sidi Yamani, se halla el Crónlech de Mezora, que es único en el continente Africano. Lo forma un gran túmulo de más de 50 metros de diámetro rodeado por un circulo de 160 menires, algunos de hasta 7 metros de altura, aunque no sea muy fácil localizarlos. Parece ser que se trataba de un monumento funerario erigido para algún jefe importante de esta parte de Marruecos.

Pero Asilah no sólo ofrece historia escondida en sus rincones, ni reminiscencias culturales de civilizaciones antiguas…, sus largas playas de fina arena, junto a la luminosidad de su cielo y el constante sonido del mar que inunda sus calles, son un reclamo paro los viajeros que buscan aquí un lugar mágico y atemporal dónde poder relajarse a gusto.

Texto y Fotos: Rafael Calvete Álvarez de Estrada