No cabe ninguna duda de que, día a día, el aumento y la gran afluencia de viajeros hacia el continente africano ha ido en aumento sobre todo en los últimos años. Ello, ha motivado aún más las nuevas ofertas y alternativas dentro del mundo turístico en el que habitualmente nos movemos.
Una de las últimas propuestas que se barajan a la hora de viajar por esta hermosa tierra es poder realizar un safari fotográfico por alguno de los países del Continente Negro, muchos de los cuales le llevan al viajero a parajes únicos del Sur del África Austral. Sin embargo, países tan fascinantes y conocidos como Kenia, Sudáfrica o Tanzania, que fueron los pioneros en este tipo de aventuras, se están doblegando y quedando un poco más para el gran público, debido, sobre todo, a la aglomeración de visitantes. Esta masificación, que es una auténtica avalancha de turistas y vehículos todo terreno que normalmente se mueven por el interior de los parques naturales, ha llevado a varias organizaciones ha crear otro tipo de programas dentro del mundo del safari. Me refiero a los safaris fotográficos de gran lujo, para pequeños grupos de gente que está más interesada en conocer y disfrutar de la naturaleza salvaje que la de fotografiarse junto a un típico nativo de alguna tribu del país.
Como decía, se trata de viajes exclusivos, la mayoría de ellos de lujo, en los que el contacto directo con la naturaleza es el principal objetivo del mismo. Este es caso del delta del río Okavango, situado en pleno corazón de Botswana, al sur del continente africano, donde el viajero podrá disfrutar del más impresionante espectáculo de la fauna que aquí habita, servido, claro está, a la carta y en ocasiones con bandeja de plata. De hecho, la zona situada en esta parte del Okavango es uno los lugares donde las reservas naturales de fauna están catalogadas como las más importantes de todo África. En definitiva, un paraíso natural donde los aficionados a la fotografía y al vídeo tendrán la oportunidad de ver y captar imágenes únicas y reales, con las máximas garantías de seguridad y con los mejores servicios que uno pueda desear. En la parte oriental del delta del Okavango, a sólo un par de horas de la ciudad de Maun, se encuentra la reserva natural de Moremi que es un escenario menos acuático donde los leones, las jirafas, los búfalos, los hipopótamos y los elefantes, entre otros muchos animales salvajes, comparten espacio con incontables impalas. La avioneta y el makoro (canoa tradicional), son ideales para recorrer el Okavango. Pero en esta reserva es mejor seguir el rastro de los «cinco grandes» mamíferos desde un vehículo todoterreno y pasar luego la noche en una acogedora cabaña.
Campamentos privados con capacidad máxima no superior a 14 personas, muy cómodos y bien protegidos, con una sabrosa y excelente cocina de la región, inmensas tiendas de campaña o bungalows, todos con duchas, lavabos y servicio individual, así como equipos de primeros auxilios, luz eléctrica ó a gas, comunicación por radio entre otros campamentos y localidades más cercanas, avionetas, barcas, vehículos todo-terreno, etc., son sólo algunas de las comodidades y servicios que podremos encontrar en estos safaris. Sin olvidarnos que en este inmenso río, que no es otra cosa que la explosión de un delta en medio del desierto del Kalahari, hay islas, lagunas y riachuelos, en donde existen especies de fauna únicas, muchas de las cuales se encuentran en peligro de extinción. Todo esto hace que este rincón del sur de África sea uno de los destinos más bellos del planeta.
Así, la visión de grandes elefantes embravecidos por la presencia humana, o de leopardos y leones acechando entre la maleza en busca de una presa para saciar su hambre, forma parte del paisaje de esta tierra que todavía permanece salvaje e intacta, y que es posible contemplar desde nuestro campamento base.
Muchos de los mamíferos que habitan en el delta del Okavango, al igual que algunos de los reptiles y aves que merodean por el gran río, son únicos en el mundo. Por eso, las bellas imágenes de los diferentes antílopes, ñus o cebras, moviéndose en grandes manadas, siempre vigilados por leones, leopardos y algunas hienas, son todo un espectáculo digno de ser fotografiado. Y es que la desembocadura del Okavango es simplemente una de las últimas maravillas de nuestra naturaleza.
Los inmensos pantanos y las charcas de esta parte de Botswana, con toda gama de colores y de diferentes tamaños, son los accidentes naturales más extraños de la Tierra; un delta sin mar y que además fluye hacia un desierto, el del Kalahari.
Hay que recordar que el río Okavango nace en la meseta de Angola, no lejos del nacimiento del río Zambeze, y sigue su curso hacia el sudeste, a lo largo de más de 900 kilómetros, antes de llegar a Parakes, donde se divide. Pero, el delta del Okavango es además una de las zonas más ricas en flora y fauna de todo África, donde viven y conviven todo tipo de animales, aves, peces y plantas, la mayoría de los cuales no se encuentran juntos en otros lugares del mundo. Aquí, diferentes especies de animales de la sabana se mezclan libremente con los mejores aclimatados al agua, como son los hipopótamos y cocodrilos. Esta extraña mezcolanza se debe a la estación de lluvias que afecta a toda la zona.
En la época de sequía, los pastos quedan agotados por el sol, mientras que el nivel del agua en el pantano desciende gradualmente. Es entonces cuando quedan al descubierto los espolones secos en los que crece profusamente toda clase de plantas que sirven de alimento a muchos animales. Además, en el mes de octubre los animales más grandes que habitan en las tierras cercanas se trasladan a los pantanos menos secos del Okavango en busca de agua dulce con la que poder sobrevivir.
Durante más de cuatro meses seguidos es posible observar a pequeñas y grandes concentraciones de aves, así como también a las manadas de todo tipo de animales que se mueven por la sabana circundante a este lugar. Leones, leopardos, hienas, cebras, antílopes, elefantes, y otros mamíferos, buscan en el delta del Okavango, y de forma instintiva – ya que saben que en este lugar y, sobre todo, en la época de sequía hay suficiente comida y bebida para todos, el líquido obligado de todo ser viviente: el agua, que mana en abundancia. Y este es precisamente el momento en el que el aficionado a la fotografía, viajero naturalista, o simplemente el turista exigente comienza a disfrutar de uno los mayores espectáculos del mundo. Ahora es cuando saborea a fondo su safari a la carta, contemplando, día a día, y con total asombro, algo tan bello y extraordinario que difícilmente encontrará en otro lugar de la Tierra.
Los organizadores de estos safaris son auténticos profesionales, amantes y defensores de la naturaleza, y además conocen con exactitud los movimiento de la mayoría de la fauna que se mueve por los alrededores de sus campamentos, tanto las huellas, plumas o excrementos de animales que encuentran a su paso por la sabana y orillas del río, lo cual les ayuda mucho a la hora de una buena localización.
Para las excursiones por el interior del delta, así como por la zona menos pantanosa, estos campamentos disponen de vehículos todo-terreno y canoas tradicionales de madera, más conocidas como «mokoros», que son guiados siempre por expertos conductores y conocedores del terreno. En los lugares donde las plantas acuáticas son especialmente densas, los guías que conducen las lanchas sólo pueden avanzar siguiendo el camino que ellos mismos conocen o el que van abriendo los hipopótamos, con lo que el safari adquiere una auténtica dimensión de aventura. Hay que tener en cuenta que al seguir las huellas de estos grandes paquidermos se corre un cierto peligro, sobre todo a la hora de cruzarnos con uno de esos «tanques» de cuatro patas, que con gran facilidad podría hacer zozobrar la barca donde nos encontremos.
Sin embargo, la gran variedad de animales que se pueden ver en los paseos por el agua, unidos a los buenos consejos de los guías-exploradores de estos safaris, hará que dichos recorridos, a pesar del posible riesgo que siempre conlleva, merezcan la pena.
De todos es sabido que uno de los primeros hombres blancos que recorrieron esta zona del sur de Africa fue el doctor Livingston, celebre explorador escocés que navegó por el río Okavango en busca de las Cataratas Victoria durante varios años de su vida. Al final de su descenso por el río se vio detenido por un inmenso mar de cañaverales, lodo, islas y pantanos. Sin saberlo se encontraba en medio de los mayores espectáculos naturales del mundo: el delta del Okavango, un territorio salvaje y uno de los más asombrosos de cuantos existen en la Tierra, con más de 18.000 kilómetros cuadrados de extensión. Durante algún tiempo vagó perdido por esta zona de África, dando vueltas de un lado para el otro sin encontrar el camino que le llevase hasta el Lago Victoria, pues el famoso doctor Livingston buscaba una salida lógica a través de aquel delta, aunque al principio todo fue inútil, pues ya se sabe, muchas veces la lógica es ilógica.
En cuanto a la fauna del Okavango hay que decir que el hipopótamo es el animal más grande de los pantanos y ríos de Botswana, y que además se encuentra en peligro de extinción. También los enormes elefantes se acercan hasta la orilla del río para beber y bañarse en sus aguas. Antiguamente los hipopótamos estaban por todo el continente africano, desde el norte hasta el sur, o lo que es lo mismo, desde la ciudad egipcia de El Cairo, hasta la sudafricana Ciudad del Cabo. De una altura de casi dos metros, este mastodonte, llega a pesar más de 4.000 kilos. En la tierra se mueve con sus cortas pero fuertes cuatro patas, que parecen unas columnas, y que realmente cuesta creer que sean suficientes para soportar tanto peso. Pero luego en los pantanos, ya en el agua, bien metidos a remojo, los hipopótamos se convierten en animales llenos de gracia y elegancia, con una destreza y habilidad que cualquiera pensaría que se trata de obesos bailarines acuáticos, como si de famosos personajes de Botero se trataran. Una vez sumergidos pierden peso como por arte de magia, lo que hace que se deslicen con una facilidad tan asombrosa que es muy difícil localizarlos. Suelen vivir en zonas densamente pobladas de juncos y demás vegetación lacustre, y se abren paso entre el follaje con su inmenso cuerpo. Por las noches acostumbran a deambular por la orilla del río, llegando a acercarse hasta las proximidades de los campamentos como si sintieran curiosidad por lo que hace el ser humano a esas horas. Pero, aún así, los hipopótamos son animales precavidos y nunca se acercan demasiado al hombre y menos aún se meten en el interior de las viviendas que hay en los campamentos.
En el Okavango también es posible contemplar al sitatunga, o antílope de las marismas, aunque para ello se necesite mucha suerte ya que es muy difícil poder localizarlo. Este gracioso animal se mueve nerviosamente a través de las aguas superficiales, mordisqueando las cañas y otras plantas acuáticas que encuentra en la superficie. Sus cuernos pueden divisarse a veces entre los cañaverales, mientras que el resto del cuerpo queda oculto por la densa vegetación. El sitatunga, como otros animales de los pantanos, debería estar constantemente alerta ante el indiscutible cazador africano de los ríos y pantanos: su enemigo el cocodrilo.
Los mamíferos grandes al igual que muchos reptiles son los animales más espectaculares del delta del Okavango pero el auténtico esplendor de esta parte de Botswana está en sus bellas puestas de sol y magníficas aves multicolores. Docenas de especies diferentes viven en los pantanos llenando el aire con sus chillidos y el suave rumor de sus alas en el vuelo. Las hay de todos los colores y formas, y desde luego para todos los gustos. Está por ejemplo el rosado pico-cuchara que vadea las aguas superficiales, moviendo el pico de un lado para otro, buscando los crustáceos que luego engulle, o el pico de zapato que es uno de los más asombrosos del Okavango.
El caso es que la experiencia de los campamentos instalados en Botswana es una original aventura que bien merecerá la pena conocer, ya que además de todo cuanto he mencionado sobre la fauna y flora de este lugar, la vida en el campamento se hace al concluir el safari, una vez descansados y aseados, en grandes fuegos de campaña donde se organizan cenas suntuosas y muy exquisitas. La mayoría de estos campamentos están emplazados en el interior de territorios vírgenes que rodean este gran delta, y que se encuentran a la altura de un hotel de cinco estrellas.
La conexión con la naturaleza es más que una ilusión, y la fauna de los alrededores es tan variada que no nos cansaremos de contemplarla. Cualquiera que participe en un safari de este tipo, de la mano de auténticos profesionales que guían a los reducidos grupos de visitantes, quedará con un buen recuerdo de su aventura personal en esta parte del sur de África.
Información: Es recomendable tomar medidas de seguridad a la hora de vacunarse. La posibilidad de contagio de algunas enfermedades existentes en esta parte del continente africano es grande, sin embargo la propia agencia de viajes donde contratemos el safari, o el Centro de Vacunación Internacional (Madrid, Tel: 914016839), y (Barcelona, Tel: 932683609), nos informarán de si tenemos o no que hacerlo. También se recomienda adquirir el paquete completo en la agencia para este tipo de viajes, es decir, avión, hotel, desplazamientos, comidas, transportes, safari, etc. Los precios de los safaris varían según el tipo de campamento y lugar que se desee visitar, así como los días que queramos permanecer en ellos, aunque los encontraremos a partir de 380.000 pesetas, para una duración de 14 días.
Clima: En todo Botswana hay un clima tropical, aunque algo más húmedo en la zona del delta del Okavango. Tiene tres estaciones climáticas: lluviosa, húmeda y calurosa, que van desde octubre hasta mayo. Los otros meses son bastante secos por lo que son idóneos para contemplar a los animales cuando bajan a los pantanos a beber y refrescarse.
Moneda: La moneda de Botswana es la pula, que se divide en 100 thebe. Se puede pagar con libras esterlinas o dólares USA. También es posible pagar con tarjetas de crédito y cheques de viaje en la mayoría de los establecimientos.
Compras: En las tiendas de las ciudades se pueden conseguir tallas de madera, alfombras, tapices, máscaras, joyas en oro y plata con piedras preciosas, diamantes, cerámicas, etc., las cuales acostumbrar a ser bastante más baratas que en Europa. La artesanía local, entre las que se encuentran las tallas en madera y las máscaras, se pueden conseguir algo más baratas en los poblados que se visiten.
Texto y Fotos: Rafael Calvete Álvarez de Estrada