Sin duda alguna una de las metrópolis más importantes y alegres de todo Escandinavia, y probablemente la que mas marcha ofrece, sea la ciudad de Copenhague. Una hermosa urbe en donde se une la lógica del nórdico con la alegría del latino. Porque ésta, como todo el mundo sabe, es la ciudad de la alegría. Y, por si fuera poco, una ciudad que ha celebrado del bicentenario de uno de los escritores más famosos del planeta: Hans Christian Andersen. En el momento de su fundación, poco después del año 1000, fue bautizada con el sencillo nombre de havn que significa en el idioma local puerto, boca, bahía o «muelle», aunque con el tiempo este nombre se hizo más complicado, dando lugar a “La bahía de los mercaderes”, o Kjøbenhavn, nombre que derivó en København (actualmente Copenhague).
Por esto, y por mucho más, en Copenhague nadie se siente sólo y abandonado, pues la amistad reina en toda la ciudad. En sus calles y plazas, en los restaurantes y bares, en las tiendas, en los parques, en los centros comerciales. En definitiva, en todos y cada uno de sus rincones. Pero además hay que decir que el danés es un ser abierto y amable que ha hecho de esta pequeña metrópoli una gran casa donde nadie se siente forastero. En ella, encontramos numerosos museos, monumentos y edificios con infinidad de tesoros artísticos, muchos de los cuales forman parte ya del paisaje habitual de la ciudad.
Cuando se llega a Kastrup, el famoso Aeropuerto Internacional de Copenhague, de pasillos interminables y repleta de tiendas y cafeterías, y que está siempre abarrotado de gentes de todas las razas y nacionalidades, lo primero que se detecta es a un montón de personas ansiosas de dirigirse rápidamente a lo que muchos califican de paraíso escandinavo. El sol aparece en esta ciudad de vez en cuando, excepto en verano, y aunque no hace tanto calor como en el sur de Europa, hay que decir que la temperatura es agradable, pero que muy agradable.
Copenhague fue fundada en el año 1167 por el Obispo Absalon, pero no se convirtió en una ciudad Real hasta 1417, año en que los monarcas daneses se establecieron en ella definitivamente. La familia real danesa reside en la actualidad en la capital, y en ocasiones se mezcla con la gente de la calle con el fin de poder pasar desapercibidos por unos instantes.
Para empezar a familiarizarnos con el tranquilo y a la vez animado carácter del pueblo danés, nada mejor que dedicarle un paseo por Stroget, una de las calles peatonales – cerrada al tráfico- más importantes y concurridas de Copenhague y, tal vez podríamos decir, de toda Europa. Aquí, hay de todo. Desde los tradicionales músicos callejeros, mimos, malabaristas, o coros de niños y señoras que cantan a todas horas en pro de la libertad y en contra de la guerra, hasta lujosas tiendas de muchas marcas internacionales de ropa y complementos, sin olvidarse del conocido diseño danés y pasando por algunos de los más famosos restaurantes del sur de Escandinavia. No muy lejos de esta parte del centro de la ciudad se encuentra el edificio del Ayuntamiento, en cuya esquina derecha hay una estatua del escritor Hans Christian Andersen, más conocido por sus novelas y cuentos infantiles que por otra cosa.
Sin embargo, no hay que olvidar que en la ciudad de Copenhague la figura de la Sirenita, conocida por los propios daneses como «den lile Havsfruen» es, todavía hoy en día, el símbolo indiscutible de esta urbe y, seguramente, también de todo el país. Esta famosa estatua de bronce, tantas veces ultrajada por los vándalos (la última vez en 1998, cuando la decapitaron), te espera en el viejo fuerte del puerto, dentro del Parque de Kastellet, y que se encuentra muy cerca de las instalaciones portuarias a donde se llega en autobús o dando un paseo por la ciudad. A poca distancia de aquí se encuentra el Palacio Amalienborg, que es la residencia real de los monarcas daneses, con la impresionante Fuente de Gefion coronando el centro de la plaza que rodea dicho palacio. Después de acercarnos al Marmorkirken o iglesia de Mármol, podríamos continuar hasta alcanzar la calle Nyhaven, uno de los ejes principales de la ciudad a través del cual podremos acceder al Teatro Real.
Y si lo que queremos es ir de compras, aprovecharemos para echar un vistazo en Magasin du Nord, el centro comercial más importante de la ciudad de Copenhague, donde podremos encontrar casi todo lo que uno se imagina. También uno de los lugares más animados de Copenhague que no hay que dejar de visitar es la Plaza Vieja, ó Gammeltorv, que se encuentra rodeada de palacios de los siglos XVIII y XIX, y que es el verdadero centro histórico de esta hermosa ciudad.
Copenhague es, por tanto, una urbe maravillosa. Maravillosa por muchos motivos, no sólo por aquella canción que la hiciera famosa en los años setenta, con el estribillo que decía: «Wonderful, wonderful, Copenhagen…«, sino además porque tiene sobrados alicientes para interesar, y apasionar incluso, a los miles de turistas y viajeros que se acercan hasta aquí para conocerla, y todavía más durante el verano que es la mejor época para visitarla.
Y, ya que hablamos de lo alegre que es esta ciudad, no podíamos dejar de acercarnos a su mundialmente conocido Parque de Atracciones Tivoli. Se dice que uno no conoce Copenhague si no ha visitado el Tívoli, por ello merece la pena verlo de día, aunque los propios daneses recomiendan que se visite por la noche. El motivo no es otro que recordarnos que a esas horas es cuando acude la mayoría de la gente venida de diferentes rincones del país con el único propósito de pasarlo bien y disfrutar de todas y cada una de sus atracciones y otras posibilidades que ofrece este parque.
Y, uno se pregunta extrañado porque en el Tívoli hay tanto ambiente. Al parecer hasta aquí se acercan más de 50.000 personas al día para visitarlo y disfrutar de sus encantos como si de un juego de niños pequeños se tratara. Pero no olvidemos que en el Tivoli, además de divertirse en sus atracciones, también es posible cenar y tomar una copa al tiempo que se ve y se escucha la actuación de algún famoso artista de fama internacional de los muchos que pasan cada año por este lugar. Y no hay que olvidar que los fines de semana, y en especial los sábados por la noche, es el mejor momento para disfrutar del parque Tivoli. Algo que no es de extrañar, porque en el Tívoli hay «ambiente» a todas horas. Y, es en ese momento cuando uno comprende que es hora de tomar un «polse» con una Carlsberg o Tuborg, es decir una buena ración de salchichas con puré de patatas y alguna de las famosas cervezas danesas. Es rápido y cómodo, además de económico, pero sobre todo, es hacer lo que hacen los propios ciudadanos de Copenhague.
Una vez finalizada nuestra visita al parque de atracciones Tivoli, podíamos acercarnos hasta Christianía, el viejo barrio hippy que ocuparon muchos jóvenes de esta ciudad y de otros lugares del mundo, allá por los años 70. Esta especie de comuna fue construida con viejos y abandonados barracones militares, y todavía se pueden ver a algunos de aquellos «jóvenes rebeldes», que hoy ya no tan jóvenes, claro está, paseando por este singular lugar del centro de Copenhague. Una generación que décadas atrás se pintaban la cara con flores y corazones de vivos colores para reivindicar la paz en el mundo y procurar solucionar algunos problemas que acaecían entonces.
Y, como cada año, la ciudad de Copenhague rebosa de eventos y acontecimientos culturales que están al alcance de todos. Entre otros, los visitantes de la capital danesa hambrientos de arte pueden empacharse de impresiones culturales si deciden asistir a la llamada Noche de Cultura. Aunque, si lo que apetece más es ir a la velocidad que cada uno quiera marcarse a si mismo, nada mejor que organizar su propio plan visitando la larga lista de museos de la ciudad. Además, estos museos de la ciudad abren sus puertas a exposiciones permanentes o temporales que son realmente asombrosas. En este sentido destaca la reapertura del museo de arte y esculturas Ny Carlsberg Glyptotek, situado en impresionantes edificios diseñados específicamente para exponer el arte de la mejor manera. Este museo cuenta con la mayor colección del norte de Europa de arte de la antigüedad, especialmente de los países mediterráneos y, entre otros, una preciosa colección de arte francés y danés de los siglos XIX y XX. Durante tres años se ha llevado a cabo una completa modernización para poder ofrecer a todos un servicio de alto nivel.
Pero Copenhague tiene además el tamaño perfecto para ser descubierta a pie, aunque también cuenta con una excelente red de transporte público. Los nombres de las calles se identifican con claridad en sus placas, y éstas se encuentran muy bien iluminadas, por lo que sólo tendremos que preocuparnos de disfrutar del paseo. Además, esta urbe es una ciudad abierta al visitante, cuyos habitantes son extrovertidos y amigables, por lo que la mejor manera de poder comunicarnos con ellos es hacerlo en inglés, a no ser que conozcamos la lengua del país y lo hagamos en danés.
Guía Viajera
Situada en el norte de Europa, a 55º 40′ de Latitud N, y a 12º 35′ de Longitud E, Copenhague es una de las ciudades más bellas y marchosas de Escandinavia. Pero, lo que durante tantos años era una isla a la que había que acceder en barco o avión, se ha convertido, desde julio de 2000, en una ciudad más accesible gracias a la construcción de un grandioso y moderno puente, el de Oresund, que une a esta ciudad con la vecina Malmö, en Suecia, en muy pocos minutos. Para entrar en Dinamarca sólo se necesita el DNI ya que se trata de un país de la UE. Las compañías aéreas SAS (Tel: 807112117), Spanair (Tel: 915471700) y Sterling (Sterling.com), entre otras, vuelan diariamente hasta Copenhague, desde diferentes lugares de España. Una vez ahí sería interesante adquirir la tarjeta «Copenhaguen Card» que vale hasta 48 horas, con la que se puede conseguir grandes descuentos en tiendas, restaurantes, alquiler de coches, así como entrada libre, o con descuento, en museos y atracciones de la ciudad. Ofrece un clima cálido, de tipo mediterráneo, durante los meses del verano, con temperaturas que llegan a alcanzar los 30 º c. El paseo en barco por los canales y lagos como el de Nyhavn, o el de Soterdams So es otra atracción de la ciudad. La mayoría parten del canal Nyhvan (www.visitcopenhagen.com).