Antes, muchos años atrás, la medida del valor de un hombre era su encendedor de bolsillo, también conocido con el nombre de mechero. Ya desde muy joven, tal vez tendría 8 o 10 años, me obsesionaban los mecheros. En casa había unos cuantos que usaban mis padres como buenos fumadores que eran. Gracias a mi afición por estas pequeñas maquinas de bolsillo he podido a lo largo de mi vida de adulto quedarme con algunos, ya que los demás desaparecieron o se los regalaba a las mozas con las que paseaba cuando llegó  mi edad tonta.

Hoy, con casi 60 años, me siento orgulloso de tener una pequeña colección de encendedores clásicos (años 20, 30, 40, 50, 60, 70, 80…) muchos de los cuales he podido guardar desde que era un chiquillo, bien porque me los regalaron mis padres o porque los he ido consiguiendo en los mercados y rastrillos de toro el mundo. 

No he sido nunca fumador, aunque tampoco he dejado nunca de hacerlo. Creo que llevo  desde los 14 años fumando, sin prisas pero sin pausas. No tengo vicio del humo pero de vez en cuando me apetece fumarme un cigarrillo, y si el momento es idóneo, y tengo tiempo suficiente disfruto fumándome un buen habano como se los fumaba mi padre cuando le invitaban a las botaduras de Astano y Bazan en el Ferrol del Caudillo. De pequeño siempre jugaba con los encendedores de mis padres, sobre todo de mi madre que era más diplomática y me dejaba tocarlo todo.  

Me gusta manosear estas pequeñas máquinas y apreciar la artesanía que la envuelve. Esas esquinas redondeadas y un peso exacto para cada pequeño encendedor que llega a mis manos. Con el tiempo he sido capaz de desmontar y montar muchos de los encendedores que has llegado a mi colección de los que el 99% todavía siguen funcionando.

Fue en el siglo XVI cuando comienzan a aparecer los primeros encendedores en forma de pistolas de pedernal. Sin embargo, no sería hasta 1823 cuando un químico alemán llamado Johan Wolfgang Döbereiner crea un dispositivo que usa el calor producido por la reacción del hidrógeno a una esponja de platino. Esta invención no tardo en denominarse “Lampara de Döbereiner”, y dejo de producirse a finales del siglo XIX. Con la demanda del tabaco y los cigarrillos a principios del siglo XX, aparecen los avances más significativos de los encendedores. En 1903, otro alemán, Carl Auer von Welsbach, inventa el encendedor de pedernal que al rascarse se produce una gran cantidad de chispa que enciende el combustible, que en aquellos tiempos era nafta o gasolina, y que más tarde sería sustituido por el butano.  Estos primeros encendedores incluyen tanto versiones de bolsillo como de mesa, y se denominaron “encendedores de delantera”  

 

edf

A partir de 1910, un artesano de Nueva York llamdo Louis Aroson solicita una patente para el Pisto-O-lotros, y en 1913 desarrolla el encendedor Wonderlite. Las obras de arte de metal de los Ronson pronto cambian su enfoque de las lámparas ornamentales, sujetalibros y estatuas a tiempo completo de fabricación más ligero, cambiando su nombre por el de Compañía Ronson de encendedores. La Gran Guerra comenzó ese mismo año y con ella aparecieron los cambios de diseño. Los encendedores de yesca Wick son los primeros en hacer acto de presencia, ya que una chispa enciende la mecha, lo que permite arder en lugar de producir una llama. 

El éxito abrumador de algunas marcas de encendedores y la creciente popularidad del consumo de cigarrillos instó a otras compañías para desarrollar sus propios encendedores. Marcas como Colibri, Evans, Dunhill, Dupont, Scripto o Ronson, entre otras, comienzan a fabricar sus propias versiones. Dos de las empresas más exitosas fueron, y continúan siéndolo, Ronson y Zippo. A partir de aquí comenzaron a dar señales de vida nombres como Flaminaire, Cartier, Myon, Silver Match, Carina, Roventa, Sunex, Matroes, Ipagdice, Omega, Penguin, Lucid, Star, Kingsway, Prince, Dunhill, Sarome, Corona, Omega, Leica, Imco, Zenith, Consul, Polo, Ibelo, Feudor, Bronica, Braun, Crown, Queenstar, Mosda, Brathen Lite, Rodan, Coronet, Bentley, Continental, Marhill, y un largo etcétera de otras tantas marcas. También existen otras marcas menos conocidas aunque eso sí, mucho más antiguas, tales como ASR, Jet Beattie, Capital, Clark, Elgin Otis, Golden Wheel, Maratón, Negbaur, Thorens, Beacon Parker, The Triangle y muchos más.

 

Un encendedor de cigarrillos es en realidad un dispositivo que está hecho de plástico o de metal. Este recipiente se llena con un líquido más ligero, que suele ser gasolina o gas. Los productos químicos se llenan en el interior de los recipientes bajo presión. Debido a la naturaleza simple de este dispositivo llamado encendedor de cigarrillos, los fabricantes suelen introducir gran cantidad de diseños, de diferentes estilos y creatividad en sus encendedores de bolsillo haciendo que se vean mejor. 

Los encendedores pueden ser de tres tipos: Encendedores manuales, semiautomáticos que son más ligeros, y más automáticos. Como yo, existen algunas personas por el mundo que tienen el hábito de coleccionar encendedores clásicos, lo que se conoce como “Vintages”. La mayoría de estos encendedores son bastante antiguos, y también valen su peso en oro.

Los encendedores de principios de 1900 son difíciles de encontrar, como muchos han caído en mal estado, o están oxidados debido a su mala construcción. En la década de 1920, los encendedores se habían convertido en funcionales, así como artísticos. Las formas y diseños de muchos de ellos reflejan la estética moderna, tales como los patrones tempranos de Art Déco y otros estilos.

He aquí algunos ejemplos de las marcas más conocidas de encendedores clásicos de todo tipo de diseño.  

  Podríamos decir que Dunhill es el rey de los encendedores como obra de arte. Originalmente Alfred Dunhill hizo accesorios de alta calidad para los automóviles de los ricos, y entonces comenzó a fabricar accesorios para fumadores. Era una forma fácil de ver que había una gran necesidad de un encendedor de alta calidad. Desde su primera introducción a principios de la década de 1920, Dunhill se convirtió en la empresa que los ricos pedían cuando querían algo realmente especial. Con la llegada de los encendedores de butano, Dunhill rápidamente aprovecha este nuevo sistema con su línea de encendedores Rollagas que continúan hasta hoy.

Probablemente, el fabricante de encendedores más popular del mundo es Zippo, que comenzó a crearlos en 1933, y continúa haciéndolo hoy en día. Es el único fabricante que ofrece una garantía de por vida en sus encendedores. Ganó su mayor popularidad durante la Segunda Guerra Mundial fabricando encendedores con las insignias de todos los buques de la marina estadounidense que fueron muy apreciados por aquellos que trabajan en los barcos. Después de la guerra, Zippo se convirtió en la cartelera de Estados Unidos como un medio de publicidad para cualquier empresa. Los encendedores Zippo también se utilizaron para conmemorar acontecimientos especiales, campañas políticas y todo tipo de deportes. Continúa hoy en día como lo ha hecho siempre, con la mejor garantía en el mundo.

 

Texto y Fotos:  Rafael Calvete Álvarez de Estrada